Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Desplazamiento Forzado

9 de abril de 2025 a las 01:15

Familias Michoacanas Desplazadas Claman Ayuda

La crisis humanitaria en la Costa de Michoacán se agudiza. Familias enteras, despojadas de sus hogares, de sus pertenencias y, en muchos casos, de sus seres queridos, claman por la atención de las autoridades. El eco de sus voces resuena en "La Tribuna del Pueblo", donde un grupo de valientes desplazados confrontó al secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña, acusándolo de minimizar la tragedia que viven a diario. No son simples números, son vidas destrozadas por la violencia, historias de terror tejidas con el hilo de la incertidumbre y el miedo.

Evangelina Contreras Ceja, del Colectivo de Desaparecidas de la Costa y Feminicidios de Michoacán, alza la voz en nombre de cientos de familias provenientes de comunidades como El Coire, La Palmita, El Saucito, Los Portales y los Parajes, quienes han encontrado un refugio precario en Coahuayana. "Nos quitan todo, nos queman las viviendas, nos despojan de todo", denuncia con la crudeza de quien lo ha vivido en carne propia. Llegan con las manos vacías, sin documentos, sin nada más que el dolor de la pérdida y la angustia por el futuro. La cifra oficial de 532 desplazados, documentados por el colectivo, palidece ante la realidad. Se estima que más de mil personas han sido forzadas a abandonar sus hogares, un éxodo silencioso que las autoridades parecen ignorar. Contreras Ceja exige un conteo real, una mirada honesta a la magnitud del problema, para que el secretario Piña "ya no esté diciendo que no existimos, que ya nos regresó". El retorno, por ahora, es una quimera, un sueño imposible en un territorio dominado por el miedo.

Laura Cázares, otra mujer desplazada e integrante del mismo colectivo, pinta un panorama desolador. Quedarse en sus comunidades es sinónimo de muerte, de desaparición. El 13 de agosto, más de 60 hombres armados irrumpieron en sus hogares, sembrando el terror y obligando a las familias a huir. Una madre, amenazada de muerte, escapó con lo puesto, caminando durante cuatro días para ponerse a salvo. Su hijo, esposo de otra de las desplazadas presentes, regresó en busca de sus hermanos y nunca más se le volvió a ver. El relato de esta mujer, interrumpido por el llanto y la desesperación, ilustra la tragedia que se repite una y otra vez en la Costa de Michoacán. La búsqueda de sus seres queridos, la lucha por la justicia y la esperanza de un futuro digno, son las fuerzas que las mantienen en pie.

El testimonio desgarrador de otra mujer, que describe con detalle la violencia que padeció, provoca una crisis de nervios y un leve desmayo. La escena, cargada de dolor y frustración, es un llamado urgente a la acción. No podemos seguir ignorando el clamor de estas familias. Necesitan apoyo, protección y justicia. Necesitan que las autoridades reconozcan la gravedad de la situación y implementen medidas efectivas para garantizar su seguridad y su derecho a una vida digna. La Costa de Michoacán se desangra en silencio. Es hora de escuchar el grito de sus habitantes y tenderles una mano solidaria.

Fuente: El Heraldo de México