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8 de abril de 2025 a las 19:20

El misterio del collar esmeralda de María Félix

El fulgor de las esmeraldas, un reflejo del indomable espíritu de "La Doña". María Félix, un nombre que evoca la época dorada del cine mexicano, una mujer cuya belleza y carácter desafiante siguen cautivando generaciones. Hoy, a 111 años de su nacimiento, recordamos no solo su legado artístico, sino también la apasionante historia que entrelaza su vida amorosa con una joya icónica: un collar de esmeraldas, obsequio de su efímero pero intenso amor, Jorge Negrete.

Imaginen la escena: la radiante María Félix, en la cúspide de su fama, recibe un regalo deslumbrante. Un collar de esmeraldas, símbolo del profundo afecto del "Charro Cantor". Una joya valuada en 300 mil pesos, una fortuna en aquellos tiempos, según relata Vogue México y Latinoamérica. Más allá de su precio, el collar representaba el fervor de un romance que, aunque breve, dejó una huella imborrable en el corazón de la diva.

La tragedia irrumpe: Jorge Negrete fallece al año siguiente. El brillo de las esmeraldas se empaña con la sombra de la pérdida. Y como si el dolor no fuera suficiente, surge una inesperada disputa. David Negrete, hermano del difunto actor, reclama la joya, alegando una deuda pendiente. Pide a María Félix que devuelva el collar. La respuesta de "La Doña" es tajante, digna de su legendaria personalidad: "¿Quién le encargó el collar, Jorge o yo? ¡Pues cóbreselo al muerto! Lo caído, caído está".

Estas palabras, plasmadas en su autobiografía, resuenan con la fuerza de una mujer que no se doblegaba ante nada ni nadie. Su negativa desata una batalla legal que acapara la atención de la prensa. La imagen de María Félix, detenida en el aeropuerto de la Ciudad de México a punto de partir a París, acompañada por el mismísimo Diego Rivera, se graba en la memoria colectiva. La justicia la obliga a permanecer en el país hasta resolver el conflicto. Finalmente, "La Doña", acuerda pagar un fideicomiso de 500 mil pesos a Diana Negrete, hija de Jorge, para poner fin al litigio.

Pero la historia no termina ahí. María Félix, victoriosa, no solo conserva el preciado collar, sino que lo luce con orgullo, desafiando a quienes intentaron arrebatárselo. Con el tiempo, decide desmantelarlo, no para olvidarlo, sino para transformarlo. Las esmeraldas, testigos de un amor apasionado, se integran a otras piezas de su exquisita colección. Se rumora incluso que los deslumbrantes ojos de sus icónicos cocodrilos de Cartier, brillan con el fuego de esas mismas gemas.

El collar de esmeraldas, más que una joya, se convierte en un símbolo. Un símbolo de la pasión, la fortaleza y la inquebrantable voluntad de María Félix, una mujer que, como las esmeraldas que tanto amaba, brilla con luz propia, incluso más allá del tiempo y la leyenda. Un legado que perdura, tan fascinante y complejo como la propia "Doña".

Fuente: El Heraldo de México