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8 de abril de 2025 a las 09:40

Descubre la Magia de Ceremonia

La tragedia del AXE Ceremonia 2025 ha dejado una profunda herida en la industria musical y en la sociedad mexicana. Dos jóvenes fotógrafos, Berenice Giles y Miguel Hernández, perdieron la vida no por un accidente fortuito, sino por una cadena de negligencias y decisiones deliberadamente irresponsables. La imagen de sus cuerpos siendo retirados del escenario mientras el espectáculo continuaba, como si sus vidas no valieran nada, es una bofetada a la dignidad humana y un recordatorio escalofriante de la deshumanización que puede imperar en la búsqueda del lucro.

No podemos hablar de accidente cuando las estructuras que causaron la muerte de Berenice y Miguel fueron instaladas después de la inspección de Protección Civil. Esta premeditación, esta burla a la autoridad y al valor de la vida humana, nos obliga a exigir justicia. No se trata simplemente de un error de cálculo, sino de una clara violación de las normas de seguridad, un acto de alevosía que costó la vida a dos personas con sueños, familias y un futuro por delante. ¿Cómo es posible que, ante la evidencia de esta manipulación, los responsables sigan en libertad? ¿Qué mensaje estamos enviando como sociedad si permitimos que la impunidad reine en casos tan flagrantes?

La pregunta que resuena con fuerza es: ¿hasta cuándo vamos a tolerar que la vida humana se subordine a los intereses económicos? La tragedia del AXE Ceremonia 2025 no es un caso aislado. Recordemos el fallecimiento del fotógrafo Alberto Clavijo en 2023, otra víctima de la negligencia y la falta de previsión en eventos masivos. Estos sucesos dibujan un patrón preocupante: la seguridad de los asistentes y del personal que trabaja en estos eventos se sacrifica en el altar de la rentabilidad.

Si bien es cierto que las autoridades que otorgaron los permisos tienen una responsabilidad en la supervisión y el cumplimiento de las normas, la culpa directa recae en los organizadores del evento. Ellos son quienes, con pleno conocimiento de las consecuencias, decidieron alterar las condiciones previamente aprobadas, poniendo en riesgo la vida de miles de personas. Su cinismo al sacar los cuerpos de las víctimas como si fueran un obstáculo para el espectáculo es una muestra de la deshumanización que impera en su actuar.

Es imperativo que la investigación se lleve a cabo con transparencia y celeridad. No podemos permitir que la influencia o las conexiones de los organizadores diluyan el proceso y permitan que la impunidad se imponga una vez más. Exigimos que se cite a declarar a los responsables, que se les finquen las responsabilidades correspondientes y que se implementen medidas para prevenir futuras tragedias.

La memoria de Berenice y Miguel nos obliga a actuar. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la negligencia y la avaricia cobran vidas. Es momento de exigir un cambio real, de impulsar una cultura de la prevención y de la responsabilidad en la organización de eventos masivos. La música no debe ser sinónimo de muerte. El espectáculo no puede justificar la pérdida de vidas humanas. Es tiempo de alzar la voz y exigir justicia para Berenice, para Miguel y para todas las víctimas de la irresponsabilidad. Que su memoria sea un recordatorio constante de la importancia de la seguridad y del valor inestimable de la vida humana.

Fuente: El Heraldo de México