Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Fotografía

8 de abril de 2025 a las 09:20

Captura la magia: ¡Gana premios!

La explosión violeta que tiñe las calles de la Ciudad de México cada primavera, ese espectáculo efímero que nos regalan las jacarandas, se ha convertido en un campo de batalla fotográfico. La promesa de un premio jugoso, como los 50 mil pesos ofrecidos por el enigmático "Tío Richie", desata la fiebre del clic, la búsqueda incesante del ángulo perfecto, de la luz ideal que capture la esencia de este sakura mexicano. Desde el profesional curtido en mil batallas hasta el amateur entusiasta, pasando por el instadicto ávido de likes, todos se lanzan a la caza de la imagen ganadora. Y es que, admitámoslo, ¿quién no ha sucumbido a la tentación de inmortalizar esa belleza fugaz y compartirla con el mundo?

Pero detrás de la aparente inocencia de un concurso fotográfico se esconde un complejo entramado de intereses, a menudo comerciales o publicitarios, que empañan la pureza artística. ¿Qué criterios definen la "mejor" fotografía? ¿La nitidez, la composición, la originalidad, la emoción que transmite? La subjetividad inherente al arte choca con la necesidad de establecer parámetros de evaluación, abriendo la puerta a los favoritismos, los sesgos y las influencias externas. La sombra de la duda se cierne sobre los resultados, y la polémica está servida.

El reciente caso de Boris Eldagsen, ganador de una categoría del prestigioso Sony World Photography Award con una imagen generada por inteligencia artificial, ha puesto en jaque al mundo de la fotografía. Su posterior autodenuncia y renuncia al premio han desatado un debate crucial sobre la autenticidad y la autoría en la era digital. ¿Qué significa ser fotógrafo cuando una máquina puede crear imágenes indistinguibles de las realizadas por un ojo humano? ¿Cómo evaluamos el arte creado por algoritmos?

En la otra cara de la moneda, encontramos la historia de Miles Astray, quien, inspirado por la audacia de Eldagsen, presentó una fotografía tradicional en la categoría de IA de los 1839 Awards. Su objetivo: demostrar la dificultad de distinguir entre la creación humana y la artificial, y reivindicar la poética del ojo humano frente a la fría precisión del algoritmo. Una victoria, sin duda, para la creatividad y la intuición.

Estas anécdotas, como pinceladas vibrantes, nos revelan la complejidad del panorama fotográfico actual. La tecnología avanza a pasos agigantados, difuminando las fronteras entre lo real y lo virtual, entre la creación humana y la artificial. Y en medio de este torbellino de innovación, los concursos fotográficos se convierten en un escenario donde se dirimen las grandes preguntas sobre el arte, la autoría y la percepción. Más allá de los premios y los reconocimientos, lo que realmente importa es la capacidad de la fotografía para conmovernos, para hacernos reflexionar, para mostrarnos el mundo desde una perspectiva nueva. Y en ese sentido, tanto la lente humana como el algoritmo tienen mucho que ofrecer. La clave está en aprender a apreciar la belleza y la singularidad de cada una de estas formas de expresión. El debate está abierto, y la conversación apenas comienza. La jacaranda, mientras tanto, sigue floreciendo, indiferente a las controversias, regalándonos su efímera belleza violeta.

Fuente: El Heraldo de México