La comunidad periodística mexicana aún se encuentra consternada por la repentina y trágica pérdida de Miguel Ángel Hernández, cuyo fallecimiento durante el Festival Axe Ceremonia ha dejado un vacío irreparable. Tras ser velado en la intimidad de un domicilio ubicado en la colonia Carlos Hank González, rodeado del cariño y el dolor de sus familiares y amigos más cercanos, sus restos fueron finalmente sepultados la tarde del martes 8 de abril en el Panteón Civil de San Lorenzo Tezonco.

La ceremonia fúnebre, marcada por la tristeza y la conmoción, reunió a colegas, amigos y familiares que quisieron dar el último adiós a un profesional respetado y querido por todos. Entre lágrimas y abrazos, compartieron anécdotas y recuerdos que pintaban a Miguel Ángel como un periodista apasionado, comprometido con la verdad y siempre dispuesto a ayudar a los demás. Su partida deja un hueco profundo en el periodismo nacional, perdiéndose una voz crítica y valiente que siempre buscó informar con objetividad y rigor.

Las circunstancias que rodearon su fallecimiento aún generan interrogantes y exigen una investigación exhaustiva. Mientras las autoridades competentes continúan recabando información y esclareciendo los hechos, la comunidad periodística clama por justicia y transparencia, demandando que se determinen las responsabilidades y se tomen las medidas necesarias para evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir. La seguridad en los eventos masivos debe ser una prioridad, y es fundamental garantizar la integridad de todos los asistentes, incluyendo a los profesionales de la comunicación que cumplen con su labor informativa.

Más allá de su labor periodística, Miguel Ángel es recordado por quienes lo conocieron como una persona íntegra, amable y con un gran sentido del humor. Su pasión por la música, evidente en su asistencia al Festival Axe Ceremonia, era solo una de las facetas de un hombre multifacético con una gran sed de conocimiento y una inagotable curiosidad por el mundo que lo rodeaba. Su legado, más allá de las notas y reportajes que firmó a lo largo de su carrera, reside en la huella que dejó en las personas que tuvieron la fortuna de compartir su vida.

La tristeza por su partida se extiende más allá del círculo periodístico, llegando a tocar a todos aquellos que valoran la labor informativa y el compromiso con la verdad. En estos momentos de dolor, es fundamental recordar la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo, especialmente para la familia de Miguel Ángel, quienes enfrentan la irreparable pérdida de un ser querido. La memoria de Miguel Ángel Hernández, su dedicación al periodismo y su calidad humana, permanecerán vivas en el recuerdo de quienes lo conocieron y admiraron. Su voz, aunque silenciada, seguirá resonando en la lucha por un periodismo libre, independiente y comprometido con la sociedad. Su ausencia será una constante en la redacción, en las coberturas y en los debates, recordándonos la importancia de defender la verdad y la justicia.