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7 de abril de 2025 a las 17:20
Tragedia en AXE Ceremonia: Detalles desgarradores
El silencio sepulcral que se cernió sobre el Parque Bicentenario tras el colapso de la estructura metálica contrastaba dramáticamente con la vibrante música que, inexplicablemente, seguía resonando en el festival. La tragedia que se había desencadenado, llevándose consigo las vidas de Berenice Giles y Miguel Hernández, dos jóvenes fotógrafos llenos de talento y sueños, parecía invisible para la multitud que continuaba disfrutando del espectáculo. Pero para aquellos que presenciaron el horror, el eco del metal contra el suelo se mezclaba con el desgarrador grito de la impotencia.
El testimonio de la joven que presenció el accidente es un puñal clavado en el corazón de la indiferencia. Sus palabras, cargadas de dolor y rabia, dibujan una escena dantesca: la pesada estructura cayendo sobre los jóvenes, la imposibilidad de escapar, la agonía de Miguel con una fractura expuesta en la pierna, la muerte instantánea de Berenice. Un relato crudo que nos obliga a confrontar la fragilidad de la vida y la irresponsabilidad que puede arrebatarla en un instante.
La acusación de que los organizadores intentaron ocultar los hechos, acordonando la zona y sacando los cuerpos en ambulancia sin signos vitales, añade una capa de indignación a la tragedia. ¿Era acaso más importante mantener la fiesta que reconocer la pérdida de dos vidas? ¿Se priorizó la imagen del festival por encima de la dignidad de las víctimas? Las preguntas se agolpan, exigiendo respuestas claras y contundentes.
La versión del IMSS-Bienestar, que confirma que los jóvenes llegaron al hospital sin signos vitales, no hace más que alimentar las sospechas. Si bien se menciona que recibieron primeros auxilios y RCP en el lugar, la rapidez con la que fueron declarados muertos en el hospital genera interrogantes sobre la eficacia de la atención médica brindada en el parque. ¿Se hizo todo lo posible por salvar sus vidas o la negligencia jugó un papel fatal en esta tragedia?
La indignación de los periodistas, familiares y amigos que se manifestaron a las afueras del Parque Bicentenario es un clamor de justicia que no puede ser ignorado. No se trata solo de la pérdida de dos vidas, sino también de la precariedad laboral que enfrentan muchos jóvenes en la industria del entretenimiento, de la falta de medidas de seguridad en eventos masivos y de la impunidad con la que a veces se manejan este tipo de situaciones.
La muerte de Berenice y Miguel no puede quedar impune. Es necesario que se realice una investigación exhaustiva para determinar las responsabilidades y que se tomen medidas para evitar que tragedias como esta se repitan. La memoria de estos jóvenes fotógrafos, truncada en su momento de mayor esplendor, debe servir como un recordatorio constante de la importancia de la seguridad y el respeto a la vida humana. Su ausencia deja un vacío inmenso en el mundo de la fotografía y en el corazón de quienes los amaron. Que su luz, apagada demasiado pronto, ilumine el camino hacia la justicia y la prevención.
Fuente: El Heraldo de México