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7 de abril de 2025 a las 14:05
Negocio redondo: ¿Cómo funciona el huachicol fiscal?
En medio de la incertidumbre global que trajo consigo la pandemia, mientras el mundo se paralizaba y nos refugiábamos en nuestros hogares, algunos vislumbraron oportunidades donde otros solo veían caos. La historia de Sergio Carmona, el autoproclamado benefactor de sus amigos, ilustra a la perfección esta dualidad. Su "trabajo", como él mismo lo definía, de "hacer que les vaya bien a mis amigos", se tradujo en pérdidas millonarias para el Sistema de Administración Tributaria, un escándalo que hoy acapara titulares y levanta sospechas sobre las motivaciones detrás de su repentina exposición mediática. ¿Endurecimiento de políticas públicas? ¿Distracción? ¿Un gesto conciliatorio hacia Estados Unidos? O quizás, una cortina de humo para ocultar otras realidades.
Desde 2016, el huachicol fiscal, ese eufemismo que maquilla el contrabando de combustibles, se había convertido en una práctica recurrente. La reforma energética abrió la puerta a este tipo de ilícitos, pero fue la pandemia, con sus fluctuaciones en el mercado internacional de combustibles, la que brindó el terreno fértil para que floreciera el imperio de Carmona. Este "empresario", cuya fortuna se forjó en la opacidad, encontró en el contrabando una mina de oro, evadiendo impuestos a través de una red de corrupción que se extiende a todos los niveles.
Para que una operación de esta magnitud funcione, se requiere la complicidad de una maquinaria bien aceitada: autoridades estatales y federales, agentes aduanales… todos piezas clave en un engranaje diseñado para la impunidad. La gasolina entra a México disfrazada bajo una clasificación arancelaria que no le corresponde, evadiendo el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Facturas falsas, volúmenes alterados… un laberinto de engaños que permite la creación de un mercado negro donde la gasolina se vende a precios significativamente menores.
Imaginen la tentación: dueños de flotillas de transporte, gasolineras… ahorros millonarios a cambio de cerrar los ojos. El anzuelo es irresistible, y el efectivo, el lubricante perfecto para que la maquinaria siga funcionando sin dejar rastro. Un sistema diseñado para el lavado de dinero, donde los operadores financieros de grupos criminales encuentran el caldo de cultivo ideal para sus operaciones.
¿Y el destino final de ese dinero? Las sospechas apuntan a las campañas políticas, una inversión estratégica para asegurar contratos futuros. Un círculo vicioso donde la corrupción se alimenta a sí misma.
Los recientes aseguramientos, ¿son una muestra de la firmeza del gobierno contra el crimen organizado? ¿O una puesta en escena para apaciguar las críticas? La información estaba disponible desde hace años. ¿Por qué actuar ahora? ¿Será el fantasma de Trump, o una simple reorganización del tablero para que el negocio siga fluyendo, aunque cambien las manos? Recordemos que la recién creada súper Secretaría de Seguridad ahora tiene un alcance sin precedentes.
La frase de Sergio Carmona, "Mi trabajo es hacer que les vaya bien a mis amigos", resuena con una ironía amarga. Mientras a sus "amigos" les siga yendo bien, el sistema seguirá fallando, y el costo lo seguiremos pagando todos. La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta cuándo?
Fuente: El Heraldo de México