
7 de abril de 2025 a las 14:05
México ante las decisiones de EEUU
Las recientes decisiones económicas del gobierno estadounidense han generado un terremoto global, cuyas réplicas se sienten con fuerza en diversas naciones. Más allá del ruido mediático, de las escandalosas reacciones políticas y financieras, de las protestas y las represalias, de los costos económicos y las pérdidas, se abre un espacio crucial para la reflexión. Un espacio que nos obliga a repensar el dogma del libre comercio, pregonado durante las últimas décadas, y a redefinir la estrategia económica que mejor se adapte a la nueva realidad global. Estos dos temas, intrínsecamente ligados, demandan nuestra atención.
El discurso proteccionista del presidente Trump pone en jaque cuatro décadas de ortodoxia económica estadounidense. Libre comercio, reducción de aranceles, desplazamiento del modelo de sustitución de importaciones, promoción de bloques regionales y la no intervención del Estado, todos estos pilares del modelo neoliberal, se ven ahora cuestionados desde el epicentro mismo del sistema. Resulta paradójico, incluso cínico, recordar cómo, en décadas pasadas, Estados Unidos presionó a países de América Latina y del tercer mundo para que abandonaran sus estrategias de sustitución de importaciones, estrategias que, en muchos casos, habían impulsado el desarrollo industrial de estas naciones. Mientras tanto, de manera discreta, el mismo Estados Unidos aplicaba medidas proteccionistas para sus propios productores agrícolas, pesqueros y de otros sectores económicos. La hipocresía del discurso queda al descubierto.
Lo que presenciamos hoy no es simplemente un cambio retórico, sino una transformación profunda del panorama económico mundial, con medidas de alto impacto que contradicen flagrantemente la línea del libre comercio y el libre mercado. Ante este nuevo escenario, la pregunta crucial es: ¿cómo responderá México?
Afortunadamente, México ha navegado con relativa destreza las turbulentas aguas de esta nueva realidad. No ha sido fácil, considerando la estrecha interdependencia económica con Estados Unidos, destino del 80% de las exportaciones mexicanas. El Tratado Comercial, pilar de la relación bilateral, se convierte en un factor de vulnerabilidad en este contexto.
Sin embargo, la respuesta de México ha sido alentadora. El fortalecimiento del mercado interno se erige como una estrategia clave. Elevar la capacidad de consumo de las clases populares, impulsar las compras gubernamentales a empresas nacionales, promover la presencia de productos mexicanos en las tiendas departamentales, aumentar el contenido nacional en la producción industrial, fomentar la industria de la construcción y fortalecer la autosuficiencia energética y alimentaria son medidas que apuntan en la dirección correcta.
No se trata simplemente de resistir los embates de la nueva política comercial estadounidense, sino de aprovechar la coyuntura para construir un modelo económico más sólido, diversificado y menos dependiente de las fluctuaciones del mercado externo. Se trata de apostar por el desarrollo interno, por el fortalecimiento de la industria nacional y por la mejora de las condiciones de vida de la población.
En un mundo donde las reglas del juego cambian de manera repentina, la capacidad de adaptación es crucial. México está demostrando, con acciones concretas, su capacidad para adaptarse favorablemente a los nuevos paradigmas económicos y comerciales, construyendo un futuro más próspero y soberano.
Fuente: El Heraldo de México