
7 de abril de 2025 a las 16:20
Masacre en centro de rehabilitación: 8 muertos
La madrugada del 7 de abril quedará grabada en la memoria de Culiacán como una de las más violentas de los últimos tiempos. El silencio de la noche en la colonia Colinas de San Miguel fue brutalmente interrumpido por el eco de las detonaciones. Un comando armado irrumpió en un centro de rehabilitación ubicado en la calle Cerro de San Cayetano, casi esquina con Cerro de la Silla, sembrando el terror y la muerte. Ocho vidas fueron apagadas en un instante, dejando un rastro de dolor y preguntas sin respuesta. Cinco personas más luchan por sus vidas en distintos hospitales de la ciudad, con la esperanza de superar las heridas físicas y emocionales de esta tragedia. Lilith Alejandra, de apenas 21 años; Jesús Francisco, de 29; Víctor Francisco, de 41; José Luis, de 42, y José Alfredo, de 53 años, son los nombres que se suman a la lista de víctimas de la violencia que azota a nuestra sociedad. ¿Qué futuro les espera a ellos y a sus familias? ¿Cómo reconstruir sus vidas después de semejante horror?
Este ataque no fue un hecho aislado. La jornada del domingo estuvo marcada por una escalada de violencia que mantuvo en vilo a toda la ciudad. Desde la tarde, se reportaron enfrentamientos en la comunidad de Tachinolpa, en la sindicatura de Imala. El sonido de las explosiones y las columnas de humo que se alzaban en el horizonte presagiaban la tragedia que se avecinaba. Los rumores sobre el uso de drones y viviendas afectadas corren como la pólvora, alimentando la incertidumbre y el miedo. Si bien las autoridades aún no han confirmado estos detalles, la tensión palpable en las calles habla por sí sola.
Horas más tarde, la violencia se extendió a la zona urbana. En la colonia Loma de Rodriguera, el fuego consumió dos unidades recolectoras de basura en la avenida Prolongación Álvaro Obregón, dejando a su paso una escena dantesca y un sentimiento de vulnerabilidad entre los vecinos. La imagen de las llamas devorando los vehículos se convirtió en un símbolo del caos y la desesperanza que se respira en la ciudad. A estos hechos se suman los bloqueos reportados en caminos rurales hacia Tepuche y en los accesos al basurero municipal, donde presuntamente se colocaron artefactos ponchallantas, paralizando la actividad y sembrando el pánico entre la población.
Ante este panorama desolador, las corporaciones de seguridad han desplegado operativos en diversos puntos del municipio, en un intento por contener la ola de violencia y restablecer el orden. Sin embargo, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo seguiremos viviendo bajo el yugo del miedo? ¿Cuántos grupos o individuos están detrás de estos actos de barbarie? Las autoridades deben dar respuestas claras y contundentes, y actuar con firmeza para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. No podemos permitir que la violencia se convierta en la norma. Es hora de unirnos como sociedad y exigir un cambio. Es hora de construir un futuro donde la paz y la justicia sean los pilares fundamentales. El futuro de Culiacán está en juego.
Fuente: El Heraldo de México