La tragedia que enlutó al mundo del periodismo y la fotografía este fin de semana continúa resonando en la Ciudad de México. El eco del terrible accidente que cobró la vida de Berenice Giles y Miguel Ángel Hernández, dos jóvenes talentos con un futuro prometedor, se extiende desde el Parque Bicentenario, escenario del fatídico suceso, hasta la funeraria Gayosso Sullivan en la colonia San Rafael, donde familiares y amigos se reúnen para dar el último adiós a Berenice.

A partir de las 11 de la mañana, el silencio solemne de la funeraria se llenará con el dolor de quienes conocieron y amaron a Berenice. Se espera que, tras los servicios funerarios en la capital, su cuerpo sea trasladado a Aguascalientes, su tierra natal, donde su familia la recibirá para su descanso final. Mientras tanto, en la entrada del Parque Bicentenario, el lugar donde la vida de Berenice y Miguel Ángel se truncó de manera tan abrupta, permanecen las muestras de cariño, los recuerdos compartidos y las demandas de justicia. Flores, velas y fotografías conforman un altar improvisado, testimonio del impacto que esta tragedia ha tenido en la comunidad. Las voces que exigen una investigación exhaustiva y la asunción de responsabilidades se entremezclan con el llanto silencioso de quienes aún no pueden asimilar la pérdida.

La velada celebrada anoche, organizada por amigos, colegas y miembros del gremio periodístico, fue un conmovedor homenaje a la pasión y dedicación de Berenice y Miguel Ángel. Un espacio para compartir anécdotas, recordar sus sonrisas y exigir que su memoria no se desvanezca en el olvido. Bajo la sombra de la tragedia, la comunidad periodística se une, demostrando su solidaridad y fortaleza ante la adversidad.

Esta mañana, la escena en el Parque Bicentenario contrasta con la vibrante actividad del festival que debía celebrarse. En lugar de música y alegría, se percibe una atmósfera de tristeza y consternación. El personal de seguridad del parque y la presencia constante de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) son un recordatorio de la gravedad del incidente. La investigación continúa su curso, con la esperanza de esclarecer las circunstancias que llevaron a esta irreparable pérdida y evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrir.

La entrega de los cuerpos a sus familias durante la madrugada, tras los análisis forenses realizados en el Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO), marca el inicio del doloroso proceso de duelo. Mientras tanto, la sociedad se pregunta cómo es posible que un evento festivo se transforme en una escena de tragedia. La exigencia de respuestas y la búsqueda de justicia se mantienen vivas, en honor a Berenice y Miguel Ángel, dos jóvenes cuyas vidas fueron arrebatadas demasiado pronto. Su recuerdo permanecerá en la memoria de quienes los conocieron y en el corazón de una comunidad que clama por seguridad y responsabilidad.