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7 de abril de 2025 a las 14:05

Domina la tormenta: Guía náutica esencial

La historia nos ha enseñado, una y otra vez, que la verdadera medida de un líder no se encuentra en la calma de las aguas tranquilas, sino en la forma en que navega la tempestad. Desde Churchill frente a la amenaza nazi, hasta el Capitán Aubrey en alta mar, la literatura y el cine nos han regalado ejemplos memorables de liderazgo en tiempos de crisis. Marco Aurelio, emperador romano y filósofo estoico, nos legó una sabiduría atemporal en sus "Meditaciones": no son las crisis en sí las que nos derriban, sino nuestra reacción ante ellas. Es en nuestro poder, y solo en él, controlar nuestra respuesta frente a la adversidad. El timón, como diría López Portillo, es nuestro, aunque la tormenta no lo sea.

En el escenario global actual, nos encontramos ante una tormenta económica desatada, no por un fenómeno natural o una crisis inevitable, sino por las decisiones de un solo hombre. La imposición de aranceles por parte del presidente Trump, a aliados y adversarios por igual, ha resquebrajado el orden comercial internacional, un orden construido y mantenido por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, y motor de una prosperidad sin precedentes. En cuestión de días, la capitalización de las empresas estadounidenses se ha desplomado, incluyendo gigantes como Amazon y Apple, que inicialmente apoyaron la política proteccionista. Esta caída vertiginosa, superior incluso a la del COVID-19 y la crisis financiera de 2008, es una herida autoinfligida, un acto de auto-sabotaje económico con consecuencias devastadoras.

La inflación acecha, el crecimiento económico se contrae, y el fantasma de la estanflación, esa combinación letal de estancamiento e inflación, se cierne sobre la economía estadounidense. El costo de los prejuicios de un líder preso de su narcisismo, rodeado de un séquito incapaz de disentir, recaerá sobre las familias estadounidenses. La respuesta global a esta guerra comercial no se hará esperar: aranceles en represalia, una escalada de tensiones, y la propagación de la recesión a nivel mundial. México, con su estrecha vinculación económica con Estados Unidos, se encuentra en una posición particularmente vulnerable.

A pesar de la exención de algunos aranceles, México sigue enfrentando la presión sobre sectores clave como el acero, el aluminio y la industria automotriz. El futuro de empresas como Ford, General Motors y Stellantis pende de un hilo, amenazadas por la inviabilidad de trasladar todas sus operaciones a territorio estadounidense. En medio de esta turbulencia, la presidenta Claudia Sheinbaum ha demostrado un liderazgo sereno y estratégico, apostando por el diálogo y la negociación. El T-MEC, aunque parcialmente cuestionado, se mantiene como un instrumento vital para la economía mexicana, permitiendo la exportación de la mayoría de los productos con arancel cero.

Si bien el panorama es incierto y el camino por delante está plagado de desafíos, la estrategia de aranceles diferenciados de Trump, paradójicamente, abre una ventana de oportunidad para México. En el mediano plazo, y con una gestión inteligente y proactiva, nuestro país podría emerger fortalecido de esta tormenta. La clave reside en la capacidad de adaptación, en la diversificación de mercados, y en la consolidación de una política económica sólida y resiliente. La tormenta es real, la incertidumbre es palpable, pero el timón está en nuestras manos.

Fuente: El Heraldo de México