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7 de abril de 2025 a las 06:25

Caos en carretera: 24 vehículos en llamas

El infierno se desató en la tarde del domingo sobre el asfalto del Morro dos Cavalos. La imagen, capturada por la fría lente de una cámara de seguridad, es dantesca: un camión cisterna, convertido en una bola de fuego tras volcar, desata una ola de llamas que engulle a su paso una veintena de vehículos. El etanol, antes combustible para el progreso, se transforma en un torrente de destrucción que se derrama colina abajo, lamiendo el metal y el plástico, pintando el paisaje de negro y naranja. El pánico se apodera de los conductores, quienes abandonan sus vehículos en una desesperada carrera por la supervivencia, huyendo de las fauces del incendio. El rugido del fuego se mezcla con los gritos de terror, creando una sinfonía de caos y desesperación.

La escena, grabada por Arteris, concesionaria responsable del tramo norte de la BR-101, muestra la magnitud de la tragedia. Veinticuatro vehículos y tres camiones, reducidos a esqueletos calcinados, testimonian la furia del incendio. Incluso aquellos que se encontraban detenidos en la dirección contraria, creyendo estar a salvo, fueron alcanzados por las lenguas de fuego, demostrando la implacable naturaleza del desastre.

El conductor del camión cisterna y su acompañante, con el rostro marcado por el horror y el cuerpo herido por las quemaduras, también huyen del lugar. Imaginemos por un instante el peso de la culpa que deben cargar sobre sus hombros, la impotencia de ver cómo su vehículo, en un instante, se transforma en el epicentro de una tragedia. Ambos presentan quemaduras de primer, segundo y tercer grado, un doloroso recordatorio del infierno que acaban de vivir. El Cuerpo de Bomberos Militares de Santa Catarina (CBMSC) los traslada a la Unidad de Atención de Emergencias de Pinheira (UPA), en Palhoça, donde reciben atención médica.

Cinco personas en total resultan heridas, la mayoría con quemaduras en extremidades superiores e inferiores. Tres de ellas son atendidas por la ambulancia de la concesionaria Arteris, mientras que el destino del conductor y su acompañante queda en manos del CBMSC. La incertidumbre sobre su estado de salud añade un nuevo manto de angustia a la ya trágica situación.

Más allá de las cifras, más allá de los daños materiales, se encuentra el drama humano. Familias que pierden sus vehículos, personas que sufren quemaduras, el trauma psicológico de quienes presenciaron la escena. Un domingo que se transformó en pesadilla, dejando una cicatriz imborrable en la memoria colectiva.

La indignación se suma al dolor. El gobernador de Santa Catarina, Jorginho Mello, no escatima en críticas a la falta de soluciones para este punto crítico de la BR-101. Sus palabras, cargadas de frustración, resuenan con fuerza: “Afortunadamente no hubo víctimas mortales, pero esto no puede seguir sucediendo”. Mello exige al Gobierno Federal una acción rápida y contundente, la construcción de un túnel, una obra que, si bien costosa, se presenta como la única solución definitiva a este problema recurrente. "Santa Catarina no puede seguir sufriendo por esta omisión", sentencia el gobernador, prometiendo insistir en esta demanda largamente postergada. La tragedia del Morro dos Cavalos se convierte así en un nuevo capítulo en la lucha por la seguridad vial en la región, un llamado urgente a la acción para evitar que la historia se repita.

Mientras tanto, los bomberos continúan su labor. No solo combaten las llamas, sino que también se enfrentan a la ardua tarea de remover los árboles afectados y retirar los vehículos calcinados. Una labor titánica que busca devolver la normalidad a un paisaje devastado, un primer paso en el largo camino hacia la reconstrucción. El olor a humo aún persiste en el aire, un recordatorio palpable de la tragedia que se vivió en el Morro dos Cavalos, un llamado a la reflexión y a la acción para que este tipo de incidentes no vuelvan a ocurrir.

Fuente: El Heraldo de México