
7 de abril de 2025 a las 14:05
Alito: ¿Líder hasta el 2032?
La reciente calma en torno a la figura de "Alito" Moreno, presidente del PRI, ha despertado suspicacias. Lejos de los embates y las presiones que se podrían esperar desde el oficialismo, se percibe una curiosa complacencia. ¿A qué se debe esta aparente tranquilidad? Fuentes cercanas a la Presidencia, en un encuentro informal con un selecto grupo de periodistas, dejaron entrever una postura sorprendente: la permanencia de Moreno al frente del PRI no solo no les incomoda, sino que resulta… conveniente. Con una sonrisa casi imperceptible y un tono confidencial, se confirmó lo que muchos sospechaban: "Alito" es la mejor oposición que podrían desear.
Imaginen la escena: un desayuno con la cúpula del poder, donde se discuten los temas candentes de la nación. La pregunta obligada surge: ¿qué pasará con el líder del PRI? La respuesta, lejos de ser una declaración incendiaria, es una mueca, una risa compartida entre los presentes, un tácito acuerdo en la "impresentabilidad" del personaje. Pero la verdadera revelación llega después, en un aparte, casi un susurro: "Para nada queremos quitárnoslo de encima… ¡ojalá se quede mucho tiempo!". Un espaldarazo inesperado, una confesión que revela la estrategia política en juego.
¿Por qué esta aparente contradicción? La respuesta es simple: "Alito" Moreno, con su estilo controvertido y sus constantes tropiezos, se ha convertido en un activo involuntario para el partido gobernante. Sus declaraciones, carentes de peso y repercusión, no representan una amenaza real. Su figura, desgastada por escándalos y acusaciones, lejos de aglutinar a la oposición, la fragmenta. Es un líder "inofensivo", cuya presencia al frente del PRI garantiza, en cierta medida, la continuidad del proyecto político en el poder.
Recordemos el escándalo desatado por las filtraciones de audios, atribuidas al espionaje con el software Pegasus. Si bien la legalidad del procedimiento es cuestionable, las revelaciones pusieron al descubierto las prácticas y manejos del entonces gobernador de Campeche. Se exhibió su falta de lealtad, sus pactos rotos, la traición a la confianza de sus propios militantes. Un personaje que prioriza sus intereses personales por encima del bien común, cuya ambición se traduce en negociaciones y reparto de prebendas.
Ante este panorama, la estrategia del oficialismo se vuelve clara: mantener a "Alito" al frente del PRI. Su figura, debilitada y sin credibilidad, representa una ventaja electoral. ¿Para qué desestabilizar a un oponente que, en realidad, contribuye a la propia causa? Mejor apoyar los cambios estatutarios que le permitan perpetuarse en el poder, asegurando así la "oposición perfecta".
Mientras tanto, la justicia sigue su curso. El ex vocero de "Alito" ya enfrenta prisión preventiva, acusado de desvío de fondos públicos. Una muestra más de la corrupción que envuelve al liderazgo priista. Un recordatorio de que, más allá de las estrategias políticas, la rendición de cuentas es imprescindible. La sociedad mexicana exige transparencia y justicia, y no se conformará con líderes "inofensivos" que sirvan a intereses particulares. El futuro del PRI, y del país, depende de ello.
Fuente: El Heraldo de México