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6 de abril de 2025 a las 19:25

Restaurante genera polémica por su método para pedir propina

El debate sobre las propinas ha vuelto a encenderse en las redes sociales tras la viralización de una peculiar cuenta de restaurante. Un usuario compartió la imagen de su ticket, donde, además de las sugerencias habituales de propina (10%, 15% y 20%), se incluía la frase "el que deja propina queda libre de pecado". Este detalle, aparentemente jocoso, desató una oleada de comentarios, dividiendo a los internautas entre quienes lo consideraron una estrategia ingeniosa y quienes lo vieron como una forma de presión disfrazada.

Más allá de la anécdota particular, este caso pone de manifiesto la compleja y a menudo controvertida cultura de la propina. ¿Es una obligación o una muestra de agradecimiento? ¿Debe ser un porcentaje fijo o depender de la calidad del servicio? ¿Y qué hay de los salarios del personal de servicio, que en muchos casos dependen en gran medida de estas gratificaciones?

La Ley Federal del Consumidor en México, en su artículo 10, prohíbe expresamente las prácticas comerciales coercitivas. Si bien la simple sugerencia de una propina no constituye en sí misma una coerción, la línea que separa la sugerencia de la obligación puede ser difusa, especialmente cuando se utilizan frases con carga moral como la mencionada en el ticket viral. Este tipo de mensajes, aunque pretendan ser humorísticos, pueden generar incomodidad en el cliente y distorsionar el verdadero significado de la propina, que debería ser un reconocimiento voluntario al buen servicio.

La situación se complica aún más al considerar las diferencias culturales en torno a la propina. Mientras que en Estados Unidos es una práctica casi obligatoria y forma parte integral del salario de los meseros, en países como Japón se considera una falta de respeto. En Europa y Latinoamérica, la norma varía considerablemente entre países e incluso entre establecimientos. En algunos casos, la propina se incluye automáticamente en la cuenta, mientras que en otros se sugiere un porcentaje, dejando al cliente la decisión final. Esta diversidad de costumbres puede generar confusión, especialmente entre los turistas, que no siempre están familiarizados con las normas locales.

Es importante recordar que la propina, en su esencia, es una recompensa por un servicio excepcional. No debería ser una obligación impuesta, ni una forma de compensar salarios insuficientes. La responsabilidad de garantizar un salario digno al personal de servicio recae en los empleadores, no en los clientes. Si bien la propina puede ser un complemento bienvenido, no debería ser el pilar fundamental de los ingresos de los trabajadores.

El debate generado en redes sociales a raíz de este incidente nos invita a reflexionar sobre la necesidad de una mayor transparencia en el sector de la hostelería. Los clientes tienen derecho a saber cómo se distribuyen las propinas y qué porcentaje del salario del personal proviene de ellas. Asimismo, es fundamental promover un diálogo abierto entre empleadores, trabajadores y clientes para establecer unas normas claras y justas en torno a la propina, que beneficien a todas las partes involucradas. Quizás, en lugar de recurrir a frases ambiguas o con carga moral, la mejor estrategia sea la honestidad y la comunicación clara. Un cliente bien informado y satisfecho estará más dispuesto a dejar una propina generosa como reconocimiento a un buen servicio.

Fuente: El Heraldo de México