La tranquilidad dominical del mediodía en la colonia Hacienda de Echegaray, Naucalpan, se vio abruptamente interrumpida por una ráfaga de disparos que resonó en cada rincón de la calle Hacienda de Sotoluca. El eco de la violencia aún perdura en el aire, mientras los vecinos intentan asimilar la escena que se despliega ante sus ojos: un cuerpo yace inerte sobre la banqueta, frente al número 439, silencioso testimonio de la tragedia que acaba de ocurrir.

Un cordón policial, tejido por elementos municipales, estatales y de la Guardia Nacional, delimita la zona, un perímetro de silencio y consternación donde la Fiscalía General de Justicia del Estado de México comienza la ardua tarea de reconstruir los hechos. Las sirenas que aún se escuchan a lo lejos son un recordatorio de la gravedad del suceso, mientras los peritos forenses, con meticulosa precisión, recogen cada indicio, cada casquillo, cada fragmento de la historia que se escribe con sangre en el asfalto.

Los murmullos de los testigos presenciales se entremezclan con el sonido de las cámaras y los flashes. Se habla de al menos veinte detonaciones, una secuencia de estruendos que quebró la calma del mediodía. Los despachadores de la gasolinera cercana, con la mirada aún incrédula, relatan la veloz huida de un vehículo y la figura de un hombre corriendo en dirección al lugar donde ahora yace el cuerpo sin vida. Un rompecabezas de información fragmentada que los investigadores deberán armar para comprender el detonante de esta violencia.

La hipótesis que cobra fuerza, aunque aún no confirmada oficialmente, apunta a un intento de asalto. La línea de investigación se extiende hasta la colindante Calzada de las Armas, en la alcaldía Azcapotzalco, desde donde, según testimonios, provenían los individuos involucrados. Un vehículo, aparcado dentro del perímetro acordonado, se convierte en pieza clave del enigma, un posible vínculo con los hechos que las autoridades examinan con minuciosidad.

La cifra de indicios balísticos, entre 26 y 27 según los peritos, subraya la intensidad del enfrentamiento. Cada uno de ellos, un testimonio silencioso que será analizado en los laboratorios forenses, buscando respuestas que aclaren la secuencia de los hechos y la identidad de los responsables. La llegada del vehículo de la Fiscalía marca el inicio del siguiente capítulo: el levantamiento del cuerpo y el traslado a las instalaciones forenses, donde la ciencia continuará su labor en busca de la verdad.

Mientras la tarde cae sobre Naucalpan, la presencia policial se mantiene reforzada en Echegaray. La incertidumbre y la consternación persisten entre los vecinos, quienes observan con inquietud el despliegue de las fuerzas del orden. La investigación por homicidio sigue su curso, en una carrera contra el tiempo para esclarecer los motivos y la mecánica de este violento suceso que ha teñido de sangre un domingo cualquiera en la colonia Hacienda de Echegaray. La pregunta que todos se hacen, y que aún no tiene respuesta, es ¿qué llevó a este trágico desenlace? La respuesta, se espera, se encuentre entre los casquillos, los testimonios y las evidencias que las autoridades recopilan con afán, buscando justicia para la víctima y tranquilidad para una comunidad conmocionada.