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6 de abril de 2025 a las 09:15

¿Morena: Toro o Carreta?

El reloj político no se detiene. Aunque 2027 parezca lejano, el horizonte electoral se acerca rápidamente, trayendo consigo un torbellino de desafíos para Morena. Las decisiones que tome la dirigencia nacional en los próximos meses, respecto al nepotismo, la paridad de género y la regulación de las precampañas, serán cruciales para definir el destino del partido en las elecciones intermedias. Más allá de la renovación de la Cámara de Diputados y las 16 gubernaturas en juego, se libra una batalla interna, una lucha por el poder que definirá el futuro del partido.

La sombra del nepotismo se cierne sobre Morena. Familias con gran peso político, como los Monreal, los Gallardo y los Salgado, tienen sus miras puestas en las próximas elecciones. Si bien la Constitución prohíbe el nepotismo a partir de 2030, los estatutos de Morena ya lo contemplan. La declaración de la presidenta nacional, Luisa María Alcalde, de aplicar este principio desde este año, pone a prueba la voluntad real del partido para cortar de raíz esta práctica. ¿Será capaz Morena de resistir las presiones de estos poderosos grupos familiares? ¿Prevalecerá el interés del partido o los intereses familiares? La respuesta a estas preguntas definirá la credibilidad de Morena ante la ciudadanía.

La paridad de género, un principio fundamental para la democracia, también presenta un desafío para Morena. Si bien existe una norma general, la realidad es que cada entidad ha interpretado y aplicado esta disposición a su conveniencia, generando un mosaico de interpretaciones y, en algunos casos, desigualdades. La dirigencia nacional debe establecer un criterio claro y uniforme para garantizar la equidad y evitar que las negociaciones internas se conviertan en un obstáculo para la participación política de las mujeres. Un criterio claro no solo fortalecerá la democracia interna del partido, sino que también enviará un mensaje contundente a la sociedad sobre el compromiso de Morena con la igualdad.

Finalmente, el tema de las precampañas y la filantropía electoral se presenta como un campo minado. El antecedente de las "corcholatas" presidenciales, con su despliegue desmedido de propaganda y recursos, plantea serias interrogantes. ¿Repetirá Morena la misma estrategia? ¿Establecerá límites claros para evitar excesos y garantizar la equidad en la contienda interna? La respuesta a estas preguntas definirá la percepción pública sobre la transparencia y la ética del partido. La dirigencia debe tomar decisiones firmes para evitar que la ambición personal opaque los principios democráticos.

Morena se encuentra en una encrucijada. Puede optar por enfrentar estos desafíos con determinación, estableciendo reglas claras y haciendo valer sus principios. O puede dejar que las cosas sigan su curso, con el riesgo de que las ambiciones personales y los intereses de grupo se impongan al interés colectivo. El futuro del partido, y en gran medida el del país, depende de las decisiones que tome en los próximos meses. El tiempo, como el agua, se escurre entre los dedos. La dirigencia de Morena no puede permitirse el lujo de esperar.

Fuente: El Heraldo de México