La tragedia se cierne sobre una familia de Escobedo, Nuevo León, tras la pérdida irreparable de sus dos pequeños hijos, de tan solo 3 y 5 años. El silencio de la muerte ha sido roto por el desgarrador testimonio de los padres, Rosario y Jesús, quienes compartieron su dolorosa experiencia en el podcast de Mamilliza, un relato que estremece el alma y pone en evidencia una falla devastadora en el sistema de seguridad alimentaria.

Rosario, enfermera de Terapia Intensiva, se encontraba en una encrucijada común a muchos padres trabajadores: la necesidad de cumplir con sus responsabilidades laborales y al mismo tiempo asegurar el bienestar de su familia. Ante la imposibilidad de cocinar esa noche, optó por pedir pollos rostizados para la cena de sus hijos y su pareja. Una decisión aparentemente cotidiana que se transformaría en una pesadilla inimaginable. Lo que debía ser una cena familiar se convirtió en el preludio de una tragedia. Horas después de comer, los niños comenzaron a presentar vómitos, un síntoma que Jesús, el padre, también experimentó. Sin embargo, la ausencia de dolor y la aparente levedad del malestar los llevaron a subestimar la gravedad de la situación.

La tranquilidad de la noche se desvaneció con el regreso de Rosario del trabajo. La imagen que la recibió al entrar a su hogar quedará grabada para siempre en su memoria: su esposo vomitando y sus hijos inmóviles en sus camas. El escalofriante descubrimiento de su hijo menor, morado y frío, la sumió en un estado de shock. "Se orinó", pensó inicialmente, antes de comprender la terrible realidad. Los intentos desesperados de reanimación cardiopulmonar fueron en vano. La misma escena se repitió con su hija Azul. La casa, antes llena de vida, se transformó en un escenario de muerte y desolación. "Una película de terror", así describieron ambos padres la experiencia.

La ayuda de las compañeras de trabajo de Rosario fue crucial para desentrañar la verdad detrás de la tragedia. Ellas sembraron la duda sobre la broncoaspiración como causa de la muerte y la impulsaron a investigar a fondo. Las posteriores investigaciones revelaron la presencia de Staphylococcus Aureus y Salmonella en el vómito de los pequeños, bacterias que habrían provocado una deshidratación severa y una falla multiorgánica, culminando en el fallecimiento de ambos niños.

La indignación se suma al dolor. A pesar de la evidencia, nadie ha sido arrestado y el restaurante responsable de vender el pollo contaminado continúa operando sin haber enfrentado consecuencias legales. La lucha de Rosario y Jesús por obtener justicia se convierte en un clamor no solo por sus hijos, sino por todas las familias que podrían verse expuestas a una tragedia similar. Su llamado a la justicia es un llamado a la responsabilidad, a la implementación de medidas de seguridad alimentaria rigurosas y a la concientización sobre la importancia de la higiene en el manejo de alimentos. "No deseamos nada malo, solo queremos justicia", una frase que resume la magnitud de su pérdida y la fuerza de su lucha. Una lucha que, esperan, evitará que otras familias tengan que vivir la misma pesadilla. Una lucha que nos interpela a todos como sociedad a exigir un sistema de seguridad alimentaria que proteja la vida y la salud de nuestros niños.