La tragedia que ensombreció el Festival AXE Ceremonia ha dejado una profunda huella en la comunidad artística y musical. La repentina pérdida de Berenice Giles y Miguel Hernández, dos jóvenes fotógrafos llenos de talento y pasión, ha conmocionado a amigos, familiares y colegas, quienes ahora claman por justicia y exigen una investigación exhaustiva sobre las circunstancias que llevaron al fatal accidente. El desplome de la estructura metálica, un incidente que enluta al mundo de la música y la fotografía, plantea interrogantes sobre las medidas de seguridad implementadas en el evento. ¿Se revisaron adecuadamente las instalaciones? ¿Se cumplieron los protocolos de seguridad necesarios para garantizar la integridad de los asistentes? Estas son algunas de las preguntas que resuenan en las redes sociales, donde la indignación y el dolor se entremezclan en un clamor unánime: #JusticiaParaBereniceYMiguel.

Más allá de la tragedia, las redes sociales se han convertido en un espacio para recordar y honrar la memoria de estos dos jóvenes artistas. Las publicaciones, cargadas de emotividad, pintan el retrato de dos personas vibrantes, apasionadas por su trabajo y comprometidas con sus ideales. Miguel, amante de la música, los conciertos y la fotografía, deja tras de sí un legado de imágenes que capturan la energía y la emoción de los escenarios. Sus amigos lo recuerdan como una persona amable, amigable y llena de vida, cuya ausencia dejará un vacío irreparable. Berenice, además de su talento fotográfico, se destacaba por su activismo en defensa de los derechos de los animales, una causa que abrazó con fervor y dedicación. Su sensibilidad y compromiso la convirtieron en un ejemplo a seguir para quienes la conocieron.

La exigencia de justicia no solo busca esclarecer las responsabilidades del trágico accidente, sino también honrar la memoria de Berenice y Miguel, asegurando que incidentes similares no vuelvan a ocurrir. Es un llamado a la reflexión sobre la importancia de la seguridad en los eventos masivos y un recordatorio de la fragilidad de la vida. La comunidad artística y musical, unida en el dolor, se aferra al recuerdo de estos dos jóvenes talentos, cuya pasión por la fotografía y la música seguirá inspirando a futuras generaciones. Mientras tanto, la espera por respuestas y la búsqueda de justicia continúan. El eco de sus nombres, Berenice y Miguel, resonará en cada clic de una cámara y en cada melodía que llene el aire en los conciertos. Su legado, inmortalizado en imágenes y recuerdos, permanecerá como un testimonio de su talento y un recordatorio constante de la importancia de valorar cada instante de la vida.