El drama familiar de Poncho De Nigris y Marcela Mistral ha alcanzado un nuevo nivel de intensidad tras las explosivas declaraciones de Leticia Guajardo de Nigris, madre del influencer. La tensión palpable entre suegra y nuera se ha convertido en el foco de atención, dejando al descubierto las profundas grietas que fragmentan la unidad familiar. Marcela, visiblemente afectada, confesó el profundo dolor que le causan las palabras de su suegra, palabras que la acusan de ser la raíz de la discordia, de alejar a la familia y de descuidar la crianza de sus propios hijos. "Siempre me han dolido, pero esta vez la cosa se fue mucho más arriba", declaró la esposa de Poncho, sus palabras cargadas de una mezcla de tristeza y resignación. El peso de estas acusaciones se suma a la reciente pérdida de su abuelo, un duelo personal que Marcela se ha visto obligada a transitar bajo la sombra de este conflicto familiar.

Poncho, por su parte, interpreta las acciones de su madre como una estrategia para desestabilizarlo, una teoría que Marcela refuta con la crudeza de su propia realidad. La reciente viudez de su abuela y el fallecimiento de su abuelo han creado una carga emocional abrumadora, un peso que ha llevado en silencio mientras enfrenta las acusaciones públicas de su suegra. La tensión entre la pareja se hizo evidente cuando Poncho minimizó el dolor de Marcela, argumentando que al haber compartido su duelo públicamente, este ya no era privado. Esta aparente falta de empatía añade otra capa de complejidad a la ya tensa situación familiar.

"Me llegaron a decir… es tu culpa por [censurado] por hacerle la vida imposible a Ivanna por prohibir hacerle XV años," confesó Marcela con la voz entrecortada, revelando la crueldad de los comentarios que ha recibido. El dolor de la pérdida de su abuelo se ve amplificado por la culpa injustificada que se le atribuye, una carga emocional que la ha llevado al límite. La exconductora del clima de Multimedios, quien siempre ha intentado mediar en los conflictos familiares, admitió su incapacidad para controlar la situación en esta ocasión. La recomendación de Poncho, mantenerse al margen, parece más una imposición que un consejo, dejando entrever la dinámica de poder dentro de la relación.

Mientras tanto, Poncho se ha pronunciado sobre la posibilidad de que su madre envíe a su padre a un asilo, afirmando que, de ser así, él lo acogerá en su propia casa. Esta declaración, si bien denota un acto de filial responsabilidad, también subraya la profunda división entre madre e hijo. Además, confirmó la restricción que Marcela impone a su madre respecto a la grabación de los niños, una medida justificada por la tendencia de la abuela a publicar contenido sin filtros en redes sociales, exponiendo a los menores sin su consentimiento.

Esta intrincada red de conflictos familiares deja al descubierto la fragilidad de los lazos y la complejidad de las relaciones humanas. La situación actual plantea interrogantes sobre los límites de la privacidad, la importancia de la empatía y el peso de las palabras en un contexto familiar vulnerable. El futuro de la familia De Nigris-Mistral se presenta incierto, mientras navegan por las turbulentas aguas de un drama que ha trascendido las paredes del hogar para convertirse en un espectáculo público.