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4 de abril de 2025 a las 09:20

Trump elimina barreras: ¡Tarifas globales!

La proclamación del "Día de la Liberación" por parte del presidente Trump el 2 de abril de 2025 ha generado una onda expansiva en el escenario internacional, dejando a su paso un panorama de incertidumbre y preocupación. La imposición de aranceles a una veintena de países, incluyendo aliados clave como México, Canadá y la Unión Europea, bajo el argumento de la "reciprocidad", se presenta como una medida audaz, pero a la vez sumamente riesgosa. El gráfico presentado por la Casa Blanca, con su estética de infografía bélica, intenta justificar la imposición de aranceles presentándolos como una respuesta proporcional a las supuestas barreras comerciales impuestas por otros países. Sin embargo, la falta de transparencia metodológica, la mezcla de diferentes tipos de barreras y la inclusión de cifras infladas, como el supuesto déficit con México, desnudan la fragilidad de los argumentos y apuntan a una narrativa populista con fines electorales.

La experiencia de la guerra comercial iniciada por Trump entre 2018 y 2020 debería servir como una advertencia. Lejos de los resultados prometidos, esta política proteccionista provocó un aumento de los precios internos en Estados Unidos, tensiones diplomáticas y perjudicó a los propios consumidores estadounidenses. Repetir esta estrategia en un contexto de mayor inestabilidad global podría tener consecuencias aún más devastadoras.

El caso de México es particularmente ilustrativo. A pesar de ser el principal socio comercial de Estados Unidos y un pilar fundamental en industrias estratégicas, México se enfrenta a la amenaza de aranceles significativos. Si bien se ha mencionado una posible exención temporal, la incertidumbre persiste y la negociación se presenta compleja. México, sin embargo, no es un actor pasivo y cuenta con herramientas para responder a estas medidas proteccionistas, como ya lo demostró en 2019 con represalias que afectaron a sectores clave de la economía estadounidense. Canadá, por su parte, también dispone de mecanismos institucionales y tratados multilaterales para defender sus intereses.

A la tensión internacional se suma la inestabilidad interna del gobierno estadounidense. La salida de Elon Musk del Departamento de Eficiencia Gubernamental, tras una polémica gestión marcada por recortes de gasto y cierres de agencias, deja a la administración Trump sin una de sus figuras más visibles. Las protestas contra Tesla, las demandas legales contra las medidas de Musk y las tensiones internas en el gabinete proyectan una imagen de caos e improvisación. Si bien Trump ha señalado que Musk continuará como asesor informal, su salida del foco público evidencia un intento de controlar los daños a la imagen del gobierno.

Las consecuencias económicas de esta política proteccionista ya se empiezan a sentir. La caída en las ventas de Tesla, atribuida en parte al rechazo de sus clientes progresistas a la asociación de Musk con Trump, es un ejemplo de los posibles efectos negativos que podrían extenderse a otros sectores si los aranceles provocan represalias, bloqueos logísticos o inflación.

A nivel geopolítico, la decisión de imponer aranceles a amigos y enemigos por igual aisla a Estados Unidos en el escenario internacional, generando desconfianza en lugar de respeto. La administración Trump parece haber apostado por una guerra comercial total como parte de su estrategia electoral, buscando proyectar una imagen de fuerza interna a costa del equilibrio externo. Sin embargo, las guerras comerciales, al igual que cualquier otra guerra, tienen un costo. Y el mundo observa con preocupación cómo la principal potencia económica global se embarca en una cruzada de confrontación, cuyas consecuencias podrían redefinir el comercio internacional en los próximos años.

Fuente: El Heraldo de México