La tensión entre Maribel Guardia e Imelda Garza Tuñón, viuda de Julián Figueroa, continúa escalando. En una reciente aparición pública, Guardia no solo negó las acusaciones contra su esposo, Marco Chacón, sobre una supuesta falsificación del testamento de Julián, sino que también reveló haber recibido amenazas, apuntando a personas cercanas a Garza Tuñón como posibles responsables. Este nuevo capítulo en la controversia familiar ha generado gran conmoción pública, dado el cariño que el público profesa tanto a Maribel como al recuerdo de Julián.

Las acusaciones de falsificación del testamento, lanzadas por el abogado de Garza Tuñón, habían sembrado la duda sobre la transparencia en el manejo de la herencia del fallecido cantante. Maribel Guardia, con la firmeza que la caracteriza, ha desmentido categóricamente estas alegaciones, defendiendo la integridad de su esposo y la legitimidad del documento. Sin embargo, la revelación de las amenazas ha añadido una capa de gravedad al conflicto, despertando preocupación por la seguridad de la actriz y su familia.

La respuesta de Imelda Garza Tuñón no se hizo esperar. En un comunicado a la prensa, negó rotundamente ser la autora de las amenazas e incluso ofreció disculpas a Maribel Guardia en caso de que alguien de su entorno estuviera involucrado. Esta declaración, si bien intenta distanciarla de las intimidaciones, no ha logrado apaciguar la tormenta mediática, y la incertidumbre sobre la identidad de quien está detrás de las amenazas sigue en el aire.

El temor expresado por Maribel Guardia por su seguridad personal es palpable. La actriz confesó sentir miedo en su propia casa, incluso relató un incidente en el que personas desconocidas forzaron la entrada a su domicilio, un hecho que sin duda ha aumentado su angustia y vulnerabilidad. Este clima de inseguridad ha llevado a Guardia a tomar precauciones adicionales, consciente de que la situación podría escalar.

La disputa legal por la herencia de Julián Figueroa se entrelaza ahora con un componente de intimidación y miedo, complejizando aún más la situación y generando un ambiente de tensión entre las dos familias. Mientras la investigación sobre las amenazas continúa, la opinión pública se divide entre quienes apoyan a Maribel y quienes creen en la inocencia de Imelda. Lo cierto es que este conflicto familiar, expuesto ante los medios, ha dejado al descubierto la fragilidad de las relaciones humanas y el dolor que puede generar la pérdida de un ser querido. El futuro de esta controversia es incierto, pero lo que es seguro es que las repercusiones emocionales para todos los involucrados serán profundas y duraderas. Se espera que la justicia actúe con celeridad para esclarecer los hechos y garantizar la seguridad de todas las partes implicadas, permitiendo que, con el tiempo, la paz pueda regresar a ambas familias.