La incansable Érika Montoya, una figura icónica en el periodismo deportivo, ha sido coronada con el prestigioso premio a Periodista del Año por el Consejo Mundial de Boxeo. Un reconocimiento más que merecido tras más de dos décadas dedicadas a narrar las historias que se tejen entre las cuerdas, capturando la esencia misma del pugilismo. Desde los tiempos de leyendas como Lennox Lewis y Oscar de la Hoya, Érika ha estado presente, no como espectadora pasiva, sino como una cronista aguda, capaz de transmitir la electricidad del cuadrilátero, el olor a sudor y linimento, el rugido de la multitud y el silencio expectante antes del golpe decisivo.

No se trata solo de observar, sino de sentir, de comprender las complejidades de este deporte, desde la estrategia meticulosa hasta la fuerza bruta, desde el sacrificio inquebrantable hasta la gloria efímera. Érika ha sabido plasmar todo esto en sus crónicas, convirtiéndolas en auténticas piezas literarias que trascienden el ámbito deportivo.

Su pluma ha dado voz a gigantes del boxeo, desde los consagrados Manny Pacquiao, Julio César Chávez y Floyd Mayweather Jr., hasta las nuevas estrellas como Saúl "Canelo" Álvarez y Tyson Fury. Cada entrevista, un encuentro con la historia, una oportunidad de desentrañar las mentes de estos guerreros modernos, de explorar sus motivaciones, sus miedos, sus sueños. Y es que Érika, egresada de la prestigiosa Escuela de Periodismo Carlos Septién, no se limita a preguntar, sino que escucha, observa, analiza, y finalmente, escribe con una pasión contagiosa.

Recibir el galardón de manos de Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, en el marco del Women's Summit 2025, es la culminación de años de trabajo incansable, de viajes constantes a la meca del boxeo, Las Vegas. Una ciudad que se ha convertido en su segundo hogar, testigo de su dedicación y perseverancia. Cada viaje, una nueva aventura, una oportunidad de compartir su pasión con el mundo.

Sus palabras al recibir el premio resonaron con fuerza, reflejo de su tenacidad y de la lucha constante de las mujeres por hacerse un espacio en un mundo tradicionalmente dominado por hombres: "Muchas llegamos al boxeo y nos recibieron con un gancho que nos tiró". Una frase que encapsula la adversidad, pero también la resiliencia. "Sin embargo, nos levantamos y demostramos que tenemos la fuerza para estar aquí". Una declaración de principios, una afirmación de su presencia innegable. Y con la mirada puesta en el futuro, Érika Montoya sentencia: "Yo sigo aquí después de 20 años, y sé que esto es sólo el comienzo, nos faltan muchos terrenos por conquistar". Una promesa de seguir escribiendo la historia del boxeo, con la misma pasión y dedicación que la han convertido en un referente del periodismo deportivo. Un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones de periodistas, una inspiración para todos aquellos que luchan por sus sueños. Érika Montoya, la voz del boxeo, la campeona de las letras.