4 de abril de 2025 a las 09:20
EEUU: ¿Control o colaboración en Latinoamérica?
La reciente gira de Kristi Noem, encargada de la Seguridad Nacional de Estados Unidos, por El Salvador, Colombia y México, ha dejado una estela de preocupación e interrogantes sobre la política exterior estadounidense en la región. Lejos de ser una visita protocolaria, la misión de Noem se centró en la migración, la seguridad y el control regional, temas clave en la agenda de la administración Trump.
La visita al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, megacárcel símbolo de la política de “mano dura” del presidente Bukele, fue el escenario elegido por Noem para enviar un mensaje contundente: "váyanse ahora, (de lo contrario) te cazaremos, te arrestaremos y podrías terminar en esta prisión salvadoreña”. Esta advertencia, proferida frente a prisioneros sometidos, trasciende la retórica política y se convierte en una manifestación de la ideología hegemónica que busca controlar la migración a través de la intimidación y el miedo.
La imagen de Noem en el CECOT, rodeada de prisioneros tatuados y despojados de su identidad, es un claro ejemplo de lo que Michel Foucault describía en "Vigilar y Castigar": la cárcel como un instrumento de control social que no solo encierra cuerpos, sino que moldea mentes. El espectáculo del castigo busca domesticar la voluntad y sembrar el terror en aquellos que consideran cruzar la frontera sin documentos.
El mensaje de Noem no va dirigido únicamente a los migrantes. Es una advertencia para la comunidad hispana en Estados Unidos, un recordatorio de la desigualdad y la discriminación que enfrentan en la era Trump. Es una muestra de cómo la administración utiliza la narrativa del miedo para justificar políticas autoritarias y neofascistas.
La utilización de las cárceles como escenografía política es alarmante. Cuando el castigo se convierte en teatro, se erosiona el Estado de Derecho y se vulneran los principios democráticos. El aplauso que recibe este tipo de acciones por parte de un sector de la población estadounidense evidencia la normalización de la violencia y la banalización del sufrimiento humano.
La gira de Noem deja al descubierto la deriva autoritaria de la política exterior estadounidense y la instrumentalización del miedo como herramienta de control social. La comunidad internacional debe estar alerta ante estas prácticas que atentan contra los derechos humanos y la dignidad de las personas. Es fundamental defender los principios democráticos y promover una migración segura, ordenada y respetuosa de los derechos humanos. La construcción de muros y la exhibición del castigo no son la solución. El diálogo, la cooperación y el respeto son las claves para abordar los desafíos migratorios de forma humana y efectiva.
Fuente: El Heraldo de México