La densa columna de humo negro que se alzaba amenazante sobre el Aeropuerto Internacional Ángel Albino Corzo, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tarde de este jueves, pintaba un cuadro dramático de incertidumbre y preocupación. La actividad aeroportuaria, el constante ir y venir de aviones que conecta a miles de personas, se detuvo abruptamente. La noticia corrió como la pólvora: un incendio de grandes proporciones, originado en las inmediaciones de la pista, obligó a suspender temporalmente las operaciones de aterrizaje y despegue.

La escena, digna de una película de catástrofes, contrastaba con la cotidianidad de una tarde cualquiera en el aeropuerto. Pasajeros con maletas en mano observaban con asombro y ansiedad el avance del fuego, mientras el olor a humo inundaba las instalaciones. La tranquilidad se transformó en un hervidero de preguntas sin respuesta: ¿cuánto duraría la contingencia? ¿qué pasaría con sus vuelos? La incertidumbre se extendía como el humo que se propagaba con la fuerza del viento.

Las primeras versiones apuntan a un incendio provocado, posiblemente con la intención de limpiar un terreno de cultivo cercano al aeropuerto. Sin embargo, la combinación de la maleza seca, los fuertes vientos que azotan la zona y la aparente falta de previsión, convirtieron una práctica común en una emergencia de gran magnitud. Lo que se pretendía controlar se desbordó, escapando a las manos de quienes lo iniciaron y poniendo en jaque la operatividad de una de las principales terminales aéreas del estado.

El incidente no tardó en generar una reacción en cadena. El vuelo AM317 de Aeroméxico, con destino a la Ciudad de México, sufrió un retraso indefinido, dejando a cientos de pasajeros varados en el aeropuerto, a la espera de noticias. Por su parte, el vuelo VB7428 de Viva Aerobús, con la misma ruta hacia el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, fue cancelado, sumando más afectados a la creciente lista de viajeros con planes truncados.

Ante la magnitud de la emergencia, la Secretaría de Protección Civil del Estado desplegó un operativo de respuesta inmediata. Elementos de bomberos de los municipios de Chiapa de Corzo, Suchiapa y del propio aeropuerto se unieron en una lucha contra reloj para controlar el fuego y evitar que alcanzara las instalaciones aeroportuarias. La coordinación entre los diferentes cuerpos de emergencia se volvió crucial para sofocar las llamas y minimizar los daños.

Mientras tanto, las autoridades aeroportuarias trabajan en la reanudación de las operaciones, evaluando los daños y garantizando la seguridad de los pasajeros. Se recomienda a los viajeros que consulten con sus respectivas aerolíneas el estatus de sus vuelos y sigan las indicaciones del personal del aeropuerto. Este incidente pone de manifiesto la importancia de la prevención y el control de incendios, especialmente en zonas cercanas a infraestructuras críticas como los aeropuertos. La rápida respuesta de los equipos de emergencia ha sido fundamental para evitar una tragedia mayor, pero la lección aprendida debe servir para reforzar las medidas de seguridad y evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. La esperanza es que la normalidad regrese pronto al Aeropuerto Internacional Ángel Albino Corzo y que el cielo vuelva a ser surcado por aviones, en lugar de una densa columna de humo.