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4 de abril de 2025 a las 00:35

Museos gratis en el Metro estas vacaciones

Adentrarse en el laberinto subterráneo del Metro de la Ciudad de México es mucho más que un simple desplazamiento; es un viaje a través del tiempo, la ciencia y el arte, una experiencia cultural gratuita al alcance de todos. Imagine descender a las profundidades de la urbe y, en lugar del bullicio cotidiano, encontrarse con la melodiosa historia de la radio en el Museo de la Radio en la estación Parque de los Venados. Este espacio, dividido en dos pabellones, resguarda la memoria sonora de generaciones, desde los primeros aparatos hasta la tecnología de vanguardia. La joya de la corona es, sin duda, la cabina de producción y transmisión en vivo, donde los transeúntes pueden presenciar la magia de la radio en tiempo real, una experiencia fascinante que conecta el pasado con el presente.

Si la radio nos transporta a través del sonido, el Museo del Metro, en la estación Mixcoac, nos lleva por un recorrido visual de la evolución de este gigante subterráneo. A través de siete salas, se despliega la historia de la construcción del Metro, desde los planos originales hasta las piezas arqueológicas descubiertas durante las excavaciones. La muestra incluye la evolución del diseño de los boletos, pequeñas piezas de papel que encapsulan décadas de historia urbana. Este museo es una ventana al pasado y al presente de la movilidad en la capital, un recordatorio constante de la ingeniería y la planificación que hacen posible este complejo sistema.

Para los amantes de la ciencia, el Túnel de la Ciencia en la estación La Raza es una parada obligatoria. Este museo científico-cognoscitivo, pionero en su tipo a nivel mundial, transforma un pasillo de transbordo en un portal hacia el conocimiento. A lo largo de 600 metros, fotografías, paneles electrónicos y una impresionante representación de la bóveda celeste despiertan la curiosidad del visitante. Además, un "libro club" con más de 2,500 ejemplares invita a la lectura y la reflexión, convirtiendo la espera en una oportunidad para el aprendizaje.

En la estación Pino Suárez, la historia prehispánica emerge del subsuelo con el templo de Ehécatl, la zona arqueológica más pequeña del mundo. Este vestigio del antiguo imperio mexica, dedicado al dios del viento, se integra a la dinámica de la estación, permitiendo a miles de usuarios contemplar a diario esta joya arqueológica. Un recordatorio tangible de la rica historia que yace bajo los pies de la ciudad moderna.

Finalmente, la estación División del Norte celebra la música mexicana en el Museo del Compositor Mexicano. Rostros y nombres de grandes figuras de la música, desde Alfredo Jiménez hasta Ana Gabriel, adornan las paredes de este espacio, evocando las melodías que han dado forma a la identidad sonora del país. Un homenaje a los creadores de la banda sonora de México, un regalo para los oídos y el alma en medio del trajín citadino.

En definitiva, el Metro de la Ciudad de México no es solo un medio de transporte, sino un crisol cultural que ofrece una experiencia enriquecedora a cada paso. Una red subterránea que conecta no solo destinos, sino también épocas, conocimientos y emociones, invitando a los viajeros a descubrir la ciudad desde una perspectiva única. Una muestra de que la cultura puede florecer en los lugares más inesperados, incluso bajo tierra.

Fuente: El Heraldo de México