
3 de abril de 2025 a las 19:25
Laila Ali: Pionera en la Cumbre WBC 2025
Han pasado 18 años desde que Laila Ali colgó los guantes, un suspiro en la historia del boxeo, pero una eternidad en la vorágine del deporte. Dieciocho años en los que el boxeo femenino ha florecido, ha ganado espacio, ha conquistado corazones, y en gran parte, gracias a la valentía y la tenacidad de mujeres como ella. "Pionera" es la palabra que resuena ahora, un título que abraza con la humildad de quien sabe que el camino se construye paso a paso, golpe a golpe. Laila no solo se enfrentó a rivales en el ring, sino a los prejuicios de una época, a la sombra alargada de un padre legendario, Muhammad Ali, a quien tuvo que convencer para calzarse los guantes. Imaginen la escena: la hija del más grande, pidiendo permiso para entrar en un mundo considerado, hasta entonces, exclusivamente masculino. Y no solo entró, sino que lo conquistó, dejando una huella imborrable con 24 victorias, 21 de ellas por la vía del nocaut. Un palmarés que habla por sí solo, que grita poderío, dedicación y una pasión heredada, pero labrada con esfuerzo propio.
Su nombre, Laila Ali, resonó con fuerza en Las Vegas durante el Women’s Summit del Consejo Mundial de Boxeo 2025. No solo como invitada de honor, sino como un símbolo, un referente para las nuevas generaciones de pugilistas. Allí, "She Bee Stingin'", como la apodaron, compartió su experiencia, no solo los triunfos y la gloria, sino también las dificultades, la lucha constante por el reconocimiento, por un espacio en un deporte que apenas le abría las puertas. Consejos nacidos del sacrificio, de la disciplina férrea, del coraje de desafiar las convenciones. "Un nombre que aún hoy se recuerda", dice con orgullo, y no es para menos. Su legado va más allá de los títulos, es la inspiración para las que vinieron después, la prueba de que los sueños, por más audaces que parezcan, pueden alcanzarse con trabajo y perseverancia.
El Women's Summit, un evento impulsado por Mauricio Sulaimán, es un claro ejemplo de la evolución del boxeo femenino, un espacio donde se reconoce el talento y se impulsa el crecimiento de las atletas. Laila Ali lo celebra, lo ve como un paso fundamental que en sus tiempos hubiera sido un sueño. Un sueño que ahora es realidad para las jóvenes boxeadoras que tienen la oportunidad de aprender de las mejores, de compartir experiencias y de construir un futuro más igualitario. El reencuentro con viejas rivales, como Christy Martin, reavivó la memoria de duelos épicos, de una rivalidad que contribuyó a escribir la historia del boxeo femenino. Historias que se entrelazan, que demuestran que la competencia puede ser feroz y a la vez respetuosa, construyendo una hermandad forjada en el ring.
Ocho años de carrera profesional, ocho años de entrega absoluta, de búsqueda constante de la excelencia. Laila Ali no solo se enfrentó a sus oponentes, sino a la presión, a la necesidad de demostrar su valía en un mundo que la miraba con escepticismo. Y lo hizo con la frente en alto, con la determinación de una campeona. Pero llegó el momento de colgar los guantes, de priorizar su vida personal, de alejarse del ruido y las exigencias del deporte profesional. Una decisión difícil, pero tomada con la misma convicción con la que se subía al ring.
A pesar de su retiro, el nombre de Laila Ali sigue resonando. Las nuevas estrellas del boxeo, como Clarissa Shields, reconocen su influencia, la admiran y, algunas, incluso sueñan con enfrentarla. Propuestas millonarias han llegado a su mesa, la tentación de volver a sentir la adrenalina, de escribir un nuevo capítulo en su legendaria carrera. Pero Laila es firme en su decisión. "No hay manera, ni dinero suficiente", afirma con rotundidad. Su legado está escrito, su lugar en la historia del boxeo está asegurado. Y ahora, desde la barrera, observa con satisfacción cómo el deporte que ella ayudó a construir sigue creciendo, impulsado por la fuerza y la pasión de una nueva generación de campeonas.
Fuente: El Heraldo de México