La indignación colectiva ruge en las redes sociales tras la viralización de un video que expone las cuestionables condiciones en las que viven los animales del Zoológico de Zacango, en el Estado de México. La denuncia ciudadana, que ha generado una ola de comentarios y peticiones de intervención, pone en tela de juicio el destino de los recursos recaudados por el zoológico, considerando el costo de $100 por adulto y $50 por niño, sin contar los cargos adicionales para acceder al serpentario y la granja interactiva.

Si bien el autor de la denuncia no discute el precio de la entrada en sí, argumenta que, dado el costo, lo mínimo que se esperaría son condiciones dignas para los animales. La realidad que describe, sin embargo, es muy diferente. El video muestra un panorama desolador: animales visiblemente aletargados, lo que ha despertado la inquietante pregunta de si se les administra algún tipo de sedante para mantenerlos en un estado de aparente calma durante las horas de visita. La sospecha, como una sombra ominosa, se cierne sobre la administración del zoológico.

Más allá del letargo generalizado, la denuncia señala casos específicos de maltrato animal que conmueven e indignan. Un puma con una pata lastimada, incapaz de moverse con la agilidad propia de su especie, y un mapache al que le falta una extremidad, son ejemplos concretos del sufrimiento que, según el denunciante, se vive dentro del zoológico. Estas imágenes, que han circulado ampliamente en redes sociales, han despertado la empatía y la furia de miles de usuarios.

La preocupación se agudiza ante la aparente indiferencia del personal del zoológico. El denunciante afirma haber intentado, sin éxito, contactar a algún responsable para reportar las condiciones de los animales. La falta de respuesta, según su testimonio, no solo es decepcionante, sino que alimenta la sospecha de una falta de supervisión y un preocupante desinterés por el bienestar de los animales.

El tamaño y las condiciones de los recintos también son objeto de crítica. Se cuestiona cómo, con los recursos que se perciben por las entradas y actividades adicionales, los animales viven en espacios tan reducidos e inadecuados. Las imágenes del video muestran jaulas pequeñas, con escasos elementos que simulen el hábitat natural de las especies, lo que contrasta con la imagen que el zoológico proyecta en sus plataformas oficiales.

Esta denuncia ha trascendido las redes sociales y se ha convertido en un clamor por la transparencia y la rendición de cuentas. Usuarios exigen una investigación exhaustiva por parte de las autoridades competentes para verificar las condiciones en las que se encuentran los animales y, en caso de confirmarse las denuncias, tomar las medidas necesarias para garantizar su bienestar. La sociedad civil, organizada y vigilante, demanda que se respete la dignidad de estos seres vivos y que el Zoológico de Zacango cumpla con su responsabilidad de protegerlos, no de lucrar con su sufrimiento. El debate está abierto y la presión social aumenta, a la espera de una respuesta contundente por parte de las autoridades. La pregunta que resuena es: ¿se hará justicia para los animales del Zoológico de Zacango?